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Patología cervical

 

VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO:

 

La infección por el virus del papiloma humano (VPH) se está convirtiendo en uno de los problemas epidemiológicos de salud más importantes a nivel mundial. De los más de 100 tipos de virus que incluye la familia VPH, no todos ellos son de alto riesgo para padecer cáncer de cuello uterino. Los llamados de bajo riesgo se asocian a verrugas genitales.

La prevalencia del VPH en la mujer española es del 8-10% siendo más frecuente en mujeres menores de 30 años.

El VPH se puede transmitir fácilmente mediante contacto genital. No necesariamente tiene que existir una relación sexual completa para contagiarse, ya que se transmiten por contacto de piel a piel. Por esta razón el uso rutinario de preservativo reduce, pero no impide totalmente, el riesgo de transmisión por VPH. Es importante recordar que en la mayoría de los casos la presencia del VPH se tratará de una contaminación transitoria que solucionarán las propias defensas.

La edad precoz en el inicio de las relaciones sexuales, el elevado número de parejas y las relaciones con individuos de riesgo (con múltiples parejas o que ejerzan la prostitución) son factores claramente predisponentes para adquirir la infección. El tabaquismo y la no circuncisión en el varón son otros factores que facilitan la infección.

Aunque no existe tratamiento para la infección por el VPH, afortunadamente en el 80-90% de los casos el VPH, gracias al sistema inmunitario, desaparece sin consecuencias en un plazo de 18-24 meses.

Las infecciones por este virus en la gran mayoría de los casos son de curso silente (a excepción de las verrugas genitales), lo que quiere decir que la mujer no nota nada, por lo que su diagnóstico se basa en la alteración en la citología. Hoy en día se realiza la vacunación sistemática de niñas contra el VPH.

Pero, ¿qué pasa con las mujeres que no están incluidas en ese calendario vacunal? ¿Deben vacunarse? Pues sí, cualquier mujer por encima de los 9 años puede vacunarse, al igual que los hombres.

 

 

CÁNCER DE CÉRVIX:

A diferencia de muchos otros cánceres, el cáncer de cuello de útero no es hereditario. En la mayoría de los cánceres de cuello uterino y de sus lesiones precursoras se detecta la presencia del VPH, aunque no todas las infecciones por VPH producirán un cáncer.

Casi todas las lesiones premalignas del cuello de útero se pueden tratar con éxito, si se detectan a tiempo.

El cáncer de cuello de útero es un tumor originado a partir de una transformación maligna de sus células. A nivel mundial es el segundo cáncer más común en mujeres de 15 a 44 años. De todas formas, existen muchas diferencias respecto a países desarrollados y en vías de desarrollo. En los países desarrollados ocupa el quinto lugar en frecuencia, mientras que en los no desarrollados está en segundo lugar.

La presencia del VPH es necesaria pero no suficiente para el desarrollo de un cáncer de cérvix, ya que influyen otros cofactores como el tabaco, los anticonceptivos hormonales, la paridad, las coinfecciones, etc. Por tanto, tan sólo un reducido grupo de mujeres con infección persistente por VPH presentan riesgo de desarrollar un cáncer de cérvix.

También debe tenerse en cuenta que el periodo entre la exposición al VPH y la aparición del cáncer es largo (10-15 años). Este proceso pasa por el desarrollo de lesiones precursoras lo que permite que puedan ser fácilmente identificadas y tratadas, con una probabilidad de curación de casi un 100% cuando se diagnostican tempranamente.

Está demostrado que, en la actualidad, el mayor factor de riesgo para contraer cáncer de cuello uterino es no realizar un control ginecológico periódico (8 de cada 10 cánceres se producen en mujeres sin cribado citológico).

La combinación del correcto control ginecológico periódico y la vacunación maximiza la eficacia de la de prevención precoz para combatir el cáncer de cuello de útero.

VACUNACIÓN FRENTE AL VPH

La vacuna frente al VPH protege de la infección futura producida por los tipos de alto riesgo de VPH que pueden conducir al cáncer. Con la vacuna se inyectan unas partículas similares a los virus que producen una respuesta del sistema inmunitario, de tal manera que el cuerpo de la persona vacunada produce y acumula anticuerpos que pueden reconocer y atacar específicamente a esos tipos de los virus VPH.

La vacuna está recomendada en adolescentes de ambos sexos de 9 a 15 años en el calendario vacunal preferentemente antes del inicio de las relaciones sexuales. Igualmente se recomienda al resto de hombres y mujeres, a partir de los 9 años y sin límite de edad superior.

La pauta de vacunación es flexible siempre que se respete:

  • Intervalo mínimo entre primera y segunda dosis de al menos 1 mes.
  • Intervalo mínimo entre segunda y tercera dosis de al menos 3 meses.
  • Debe estar completada en el periodo de un año.

La pauta recomendada tras la primera dosis es revacunarse a los 1-2 y 6 meses.

La vía de administración es intramuscular, preferentemente en la en la parte superior del brazo (región deltoidea) o en la parte superior del glúteo (zona anterolateral).

Como efectos secundarios puede provocar enrojecimiento, molestias musculares leves o fiebre leve en un reducido porcentaje de casos.

Esta vacuna permite realizar una prevención previa al estadio en que las lesiones son detectadas por citología o biopsia. Sin embargo, la revisión ginecológica anual sigue siendo imprescindible para controlar la salud de las mujeres y en particular para detectar tipos de cáncer de cuello de útero no asociados a los tipos contra los que protege la vacuna.

Es fundamental hacer hincapié en que la vacuna protege frente a los virus que son responsables de aproximadamente el 90% de los cánceres de cuello de útero, más del 95% de adenocarcinoma in situ (AIS), el 75-85% de las neoplasias cervicales intraepiteliales (CIN 2/3) de alto grado, el 85-90% de los cánceres vulvares relacionados con el VPH, el 90-95% de las neoplasias vulvares intraepiteliales (VIN 2/3) de alto grado relacionadas con el VPH, el 80-85% de cánceres vaginales relacionados con el VPH, el 75-85% de las neoplasias vaginales intraepiteliales (VaIN 2/3) de alto grado relacionadas con el VPH, el 90-95% de cánceres anales relacionadas con el VPH, el 85-90% neoplasias anales intraepiteliales (AIN 2/3) de alto grado relacionadas con el VPH, y el 90% de verrugas genitales.

A pesar de la gran eficacia de la vacuna es importante detectar mediante la citología una posible alteración atribuible a un tipo de virus no incluido en la vacuna.

PROCEDIMIENTOS DIAGNÓSTICOS EN PATOLOGÍA CERVICAL

  • Citología cervico-vaginal
  • Colposcopia
  • Biopsia cervical dirigida mediante colposcopia
  • Cultivo del VPH
  • Legrado endocervical

 

 

TRATAMIENTOS

  • Criocoagulación vulvar, vaginal y cervical: Destrucción de la lesión mediante su congelación.
  • Tratamiento con láser vulvar, vaginal y cervical: Destrucción de la lesión sin necesidad de quirófano y sin cicatrices.
  • Tratamiento tópico de lesiones externas (vulvares)
  • Electrocirugía: Se realiza en quirófano. Permite cortar y coagular al mismo tiempo la zona de cuello uterino que queremos extirpar. Hay distintos tamaños de asas cuya elección depende de las características del cuello y del tamaño y localización de la lesión a tratar.
  • Conización con bisturí frío: Requiere mayor tiempo quirúrgico, tiene más complicaciones (sobre todo hemorrágicas) y produce mayor distorsión anatómica del cérvix lo que puede dificultar el control posterior de estas pacientes. Hoy debido a esto sus indicaciones han quedado relegadas al tratamiento de las lesiones glandulares y a cuando tengamos una sospecha de microinvasión.

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